Se acaba el verano y somos un poco conscientes que “nos hemos vuelto Lorcas”. Entre calor, amigas y amigos, sueños, desvelos e ideas veraniegas surgió esta maravillosa colaboración con el Festival “Me vuelves Lorca”. Aunque conocido por todos, en La mar de lejos nos confesamos enamorados de la Alpujarra. Nos gusta su arquitectura tradicional y única, su enclave, su historia, su gente, su encanto!, y cómo no, la expresión y expansión de la cultura por sus rincones. Tanto es así, que muchas de nuestras baldosas homenajean con sus nombres a este rincón de Granada.
Colaborar en un festival de artes escénicas, que en su cuarta edición es considerado uno de los grandes, ha sido un giro más en nuestro itinerario. Gracias a, y con nuestro fotógrafo Juan Linares, (colaborador también del festival con Besarse en Granada), nos hemos sumido en una locura de nuevos y diferentes diseños en baldosa hidráulica. La señalética del festival ha sido expuesta sobre la base de modelos de mosaicos hidráulicos. Además, se han creado dos nuevos diseños dedicados especialmente al festival. Se trata del rostro de una mujer y el de un hombre. Para ello, hemos soñado con Lorca, con los años en los que La Barraca llevaba el teatro a las zonas rurales de Andalucía, y hemos pensado en qué rostros y en qué ojos se seducirían con esos espectáculos, soñantes, “enlorquecidos”. Nos hemos inspirado en un modelo de baldosa modernista. El pelo ondulante recrea un diseño de características naturales y vegetales, y los rostros pretenden recordar figuras lorquianas.
Los actuales hombre y mujer lorquianos se han mudado a un festival que llena de cultura durante tres semanas no solo Laroles sino toda La Alpujarra. Y nos han contado que han sentido la magia de las montañas de Sierra Nevada, la del silencio y oscuridad al apagar las luces para comenzar la función, la de ver el espectacular cielo de estrellas, el de sentarse, o tumbarse en la era anfiteatro de piedra mientras se toman un refrigerio disfrutando los espectáculos. De la magia de las danzas kathak y flamenca fusionadas, la música de Cuba, swing, teatro hecho por mujeres, o recitales apasionantes e innovadores sobre Lorca, entre otros.
Y todo esto suena/sueña a verano, un sueño de verano. Y ahora que termina somos un poco conscientes de nuestro sueño, de nuestra locura estival. Y ya no sabemos si nos hemos vuelto Lorca o nos hemos vuelto Laroles.
Damos las gracias a la organización del Festival; Anna, Jana, Pablo y Jose por dejarnos participar en la cultura y el arte. Y por crear espacios donde a su vez se pueda crear, compartir, sentir, y acercar y divulgar la cultura tal y como soñaba Lorca.